vista de una ciudad con contaminación del aire

¿Cómo puede afectar la contaminación del aire a nuestro cerebro?

“Hay un creciente número de estudios que relacionan contaminación y cerebro que han hecho saltar las alarmas, aunque aún se ha de estudiar con detalle”, según palabras del doctor Pablo Eguía del Río, miembro de la Sociedad Española de Neurología.

¿Qué es la contaminación ambiental y de qué materias está compuesta?

La contaminación del aire es un cóctel de gases en suspensión, sólidos y partículas líquidas. Si bien esta mezcla contiene numerosos ingredientes peligrosos, como ozono, dióxido de azufre y monóxido de carbono, el componente que parece más preocupante para el cerebro es el PM -Material Particulado por sus siglas en inglés- también llamado “contaminación por partículas”.

La contaminación por partículas incluye:

  • PM10: partículas inhalables que tienen diámetros de, por lo general, 10 micrómetros y menores; y
  • PM2,5: partículas inhalables finas que tienen diámetros de, por lo general, 2,5 micrómetros y menores.

¿Y qué son 2,5 micrómetros? 

Si tomamos como referencia un pelo de nuestra cabeza, que mide aproximadamente 70 micrómetros de diámetro, uno solo de nuestros cabellos es 30 veces más grande que la partícula fina más grande.

Comparación del tamaño de un cabello con el tamaño de las micropartículas PM

Comparación de tamaño de las partículas de PM

La mayoría de las partículas que se forman en la atmósfera son el resultado de reacciones complejas de químicos, como el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno, que son contaminantes emitidos por centrales eléctricas, industrias y automóviles.

¿Cómo afecta la contaminación del aire a la salud en general?

Las partículas menores a 10 micrómetros de diámetro suponen los mayores problemas, debido a que pueden llegar a la profundidad de los pulmones y, algunas, hasta pueden alcanzar el torrente sanguíneo.

La exposición prolongada al aire contaminado puede tener efectos permanentes sobre la salud:
  • Envejecimiento acelerado de los pulmones y pérdida de la capacidad pulmonar
  • Menor función pulmonar
  • Desarrollo de enfermedades como asma, bronquitis, enfisema y posiblemente cáncer
Y las personas que son más propensas a sufrir problemas graves de salud debido a la contaminación del aire son:
  • Personas con enfermedades cardíacas o pulmonares
  • Personas con problemas respiratorios como asma o enfisema
  • Mujeres embarazadas
  • Personas que trabajan al aire libre
  • Niños menores de 14 años, cuyos pulmones todavía se están desarrollando
  • Personas mayores o ancianos cuyos sistemas inmunes son más débiles
  • Atletas que se ejercitan enérgicamente al aire libre

¿Cómo afecta la contaminación del aire a la salud cerebral?

Durante mucho tiempo se pensó que la contaminación del aire dañaba principalmente los pulmones y el sistema cardiovascular, pero ahora también está llamando la atención de neurocientíficos y toxicólogos.

Los estudios epidemiológicos y en animales han demostrado que la exposición a la contaminación del aire puede estar asociada con múltiples efectos adversos sobre el sistema nervioso central. Además de una variedad de anomalías del comportamiento, los efectos más destacados causados ​​por la contaminación del aire son el estrés oxidativo y la neuroinflamación.

Las micro partículas en suspensión tienden a eludir los mecanismos que el cuerpo humano ha desarrollado para desviar, detener y destruir a los visitantes no deseados. Diversos estudios sugieren que estas diminutas partículas pueden incluso subir por la nariz y ser transportadas directamente al cerebro a través del nervio olfatorio. Y no viajan solas. En sus superficies, estas partículas transportan contaminantes, desde dioxinas y otros compuestos químicos hasta metales como el hierro y el plomo.

Daño cerebral por neurodegeneración

Las partículas portadoras de metal que llegan al cerebro pueden dañar directamente las neuronas, tanto las partículas en sí mismas como las células inmunitarias del cerebro (micrología), ya que pueden confundir estas micro partículas con patógenos liberando sustancias químicas para intentar matarlas. Estas sustancias químicas pueden acumularse y provocar inflamación y la inflamación crónica en el cerebro se ha relacionado con la neurodegeneración.

Micropartículas contaminantes e ictus

Por otro lado, las micropartículas contaminantes pueden ayudar a formar trombos que pueden interferir en la circulación de la sangre al cerebro. De hecho, según estudios, se estima que hasta el 30% de los ictus que se producen cada año en todo el mundo podrían ser atribuibles a los contaminantes.

Las partículas también pueden afectar al cerebro a través del torrente sanguíneo

El sistema inmunológico también puede reaccionar a las partículas en el pulmón o el torrente sanguíneo, desencadenando una inflamación generalizada que afecta al cerebro.

Incluso una partícula ingerida podría tener efectos neurológicos indirectos a través del intestino. Los investigadores ahora reconocen fuertes conexiones entre el microbioma intestinal y el cerebro, y diferentes estudios han demostrado que la entrada de partículas finas al intestino puede causar inflamación sistémica.

Adultos mayores: los más afectados por sobreexposición

La relación entre contaminación del aire y los procesos de envejecimiento cerebral, derivados en demencias u otras patologías, también es otra de las temáticas estrella entre las últimas investigaciones relacionadas con la polución y el cerebro.

La lista de consecuencias es larga y afecta más a quien más ha respirado ese aire, hecho que inevitablemente va unido al tiempo de vida y, por ello, son las personas mayores.

Deterioro cognitivo debido a la contaminación

Y, si nos centramos únicamente en el deterioro cognitivo, especialmente en personas mayores se ha demostrado que:

  • El metilmercurio se relaciona con pérdida de memoria visual.
  • Las partículas PM2,5 y el NO2 (dióxido de nitrógeno) provocan un avanzado deterioro cognitivo generalizado.
  • El plomo, PCB (bifenilos policlorados) y cadmio también generan pérdidas de las funciones cognitivas.
  • Los pesticidas organoclorados y bifenilos policlorados provocan un importante deterioro cognitivo.

Además, el Alzhéimer también es una de esas enfermedades en el punto de mira de las investigaciones. Y, hasta la fecha, todas las pruebas indican que un aumento de la polución ambiental implica un aumento de los casos y la gravedad del Alzhéimer.

Niños: cómo afecta la contaminación ambiental en cerebros en desarrollo, desde el embarazo hasta la adolescencia

En los niños, la exposición a la contaminación del aire urbano se asocia, entre otros, con un desarrollo neurológico más lento en una etapa temprana de la vida y un mayor riesgo de problemas del neurodesarrollo como:

  • trastorno por déficit de atención con hiperactividad
  • trastornos del espectro autista
  • fracaso académico 
  • inicio de la patogenia del Alzheimer

Existe una creciente preocupación sobre las influencias directas e indirectas que la contaminación del aire puede tener en el desarrollo cerebral, como el rendimiento escolar, los cambios de comportamiento y los trastornos del estado de ánimo tanto en niños como en adolescentes. 

Aún así, queda mucho por investigar y, aunque la evidencia es escasa, estudios en escolares encontraron que la exposición prenatal a la contaminación del aire podría dañar la estructura del cerebro. Por tanto, estudiar la vida prenatal es de vital importancia puesto que los efectos en este momento son de naturaleza potencialmente irreversible y las mayores oportunidades de prevención ocurren durante este período.

Por ello, los efectos prenatales y en la vida temprana podrían tener consecuencias duraderas y una carga social asociada, lo cual es importante tanto para el público en general como para los responsables políticos. Hasta la fecha, las intervenciones para reducir la contaminación del aire han sido en general modestas y la contaminación del aire sigue creciendo a nivel mundial.

¿Qué podemos hacer para evitar, prevenir y disminuir la contaminación del aire que respiramos?

Aunque no tengamos la capacidad de cambiar por nosotros mismos la calidad del aire de nuestras ciudades de manera inmediata, sí podemos aportar nuestro grano de arena, para entre todos beneficiarnos de respirar aire limpio.

¿Cómo puedo ayudar a reducir la contaminación del aire en la ciudad?

  • Usar el transporte público para nuestros desplazamientos diarios. Y en caso de desplazarnos en coche, si es posible, compartirlo con otras personas. Cuantos menos coches, menos emisiones.
  • A la hora de comprarnos un vehículo, elegir un modelo de bajo consumo energético. Y poner especial atención a la creciente introducción de vehículos eléctricos, motos y coches de alquiler en nuestras ciudades, estos pueden ser una interesante opción para usar un vehículo sólo en caso de necesidad y que no emitan gases contaminantes.
  • Revisar de manera periódica nuestro vehículo para comprobar que no contamina más de lo permitido. Un coche en buen estado siempre contaminará menos.
  • Ir en bicicleta o andando a buen ritmo, en cualquiera de nuestros desplazamientos por la ciudad, nos beneficiará a nosotros mismos y a la calidad del aire de nuestro entorno. 
  • Reciclar: no solo disminuye la cantidad de basura que hay en el planeta, también ayuda a mantener la calidad del aire ya que se aprovechan los recursos y de esa manera se reduce considerablemente los procesos de fabricación que generan gases nocivos para la atmósfera.
  • Usar espráis que sean respetuosos con el medio ambiente y no generen gases invernadero.
  • Cuidar las zonas verdes de las ciudades: funcionan como el pulmón de oxígeno de los núcleos urbanos y ayudan a absorber CO2.
  • Utilizar bombillas de bajo consumo: con ello logramos tener la misma luz a través del uso de energía eficiente.
  • No derrochar agua: ducharse y no bañarse, tener un sistema de doble descarga en la cisterna del baño o cerrar bien los grifos cuando no los estés usando.
  • Consumir productos sostenibles y reducir la carne en la dieta son dos formas de evitar la sobreproducción de alimentos y, por tanto, de reducir las emisiones.
  • Salir al campo o a la playa siempre que podamos. La brisa del mar es mucho más pura y los especialistas remarcan la importancia de que sobre todo los niños que viven en ciudades se rodeen de naturaleza lo máximo posible para su equilibro emocional.

¿Cómo puedo cuidar la calidad del aire en el hogar?

  • Ventilar a diario tu casa para mejorar la calidad del aire interior.
  • Tener plantas de interior, ya que ayuda a renovar el aire de forma natural y efectiva.
  • No fumar y, en caso de hacerlo, evitar los espacios cerrados y nunca hacerlo delante de niños y personas enfermas o con afecciones respiratorias.
  • Ventilar la cocina y hacer uso de extractores de humo, sobre todo si freímos alimentos, ya que la fritura produce una gran polución del aire doméstico.
  • Usar el aire acondicionado de manera racional durante los meses de verano, buscar una temperatura apropiada para no pasar excesivo calor y no abusar de su uso ya que consume muchísima energía.
  • Poner la lavadora y el lavavajillas sólo cuando estén llenos, regular la temperatura de nuestro frigorífico según su capacidad y la temporada del año 

Todos estos pequeños gestos contribuyen a no malgastar energía, lo que ello implica la reducción de emisiones para su producción o realización.


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